Altimetrías

Allanada del Santo, hasta el llano todo es cuesta.

Estado del firme:****
Dureza:***
Volumen de tráfico:*
Consejos y sugerencias: Aunque corto de longitud, sus rampas no invitan a confiarse demasiado. Conviene escoger bien el desarrollo para ascender hasta la ermita.

Desde la cima observamos embelesados las altas cumbres de Sierra Mágina.

Desde que allá por 2008 Franci García diera a conocer a los aficionados de los puertos las durísimas rampas de esta subida por medio del foro de puertos de montaña de APM, mucho ha llovido. Tanto es así que incluso lo hemos llegado a ver (bueno, ver lo que se dice ver… no del todo, ya que no se retransmitió por TV) a los profesionales sufrir en sus rampas en la Vuelta Ciclista a Andalucía (Ruta del Sol) 2010 en el que supuso el único y decisivo final en alto de aquella ronda.
El “puertecito”, como hemos podido comprobar nosotros más tarde, se las trae y mucho. El esfuerzo, bien es cierto, no es precisamente muy prolongado, ya que en menos de tres cuartos de hora sin estar muy en forma habremos ganado su cima (nada que ver con lo que tardarían los corredores profesionales, claro). Sin embargo, los chepazos y el consiguiente dolor de espaldas están totalmente garantizados.

Atravesamos el Guadalbullón para dar comienzo a esta explosiva cuesta.

Comenzamos sobre ese afluente del Guadalquivir que es el río Guadalbullón, cuyo cauce separa la Sierra Mágina de sus vecinas al suroeste de la provincia de Jaén. Entre éstas, encontramos la serrezuela a cuyos pies se levanta la antigua ciudadela de La Guardia de Jaén y su espléndido caserío. Desde el mismísimo puente podemos atisbar algunas de sus encaladas fachadas jalonando una loma tachonada por roquedales y olivos.
La primera rampa, bajo la autovía, se hace notar, si bien al punto cede, por lo que las rampas nos van a conceder un breve calentamiento. El curveo nos permite contemplar alguna célebre cima como la de la Sierra de la Pandera coronada por varios grupos de antenas. Precisamente en medio de una herradura a derechas giramos en un cruce a la izquierda para toparnos con rampas mucho más serias: serán unos 400 m. bastante escalonados en que cortísimos descansillos dan paso a porcentajes de hasta el 17%.

Primeras rampas continuadas con pendiente seria camino de La Guardia.

Llegando a las inmediaciones de La Guardia, la pendiente ceja y recuperamos el resuello. Tras girar en la rotonda casi a los pies del lienzo de las murallas del castillo, le damos la espalda y pedaleamos hacia Puerto Alto por carretera favorable alejándonos raudos de la población.
Atrás dejamos una localidad arraigada en la historia, la Mentesa Bastia romana, que en la Edad Media fuera protagonista de infinidad de escaramuzas de las que, mudo testigo, es vestigio su eminente castillo (de los más antiguos de origen árabe en la península y patrimonio cultural de España). Sin embargo, para los orígenes de la población hay que bucear en su pasado prerromano: desde los hallazgos arqueológicos de Cueva Cabrera (situada en La Allanada y fechados hacia el 4000 a.C.) o las necrópolis íberas y romanas de las Eras de San Sebastián y Barranquillo hasta el asentamiento íbero sobre el que, posiblemente, se asienta el propio castillo.

El castillo destaca sobre la planta del caserío dominando el valle y el olivar.

Cuenta La Guardia, además, con algunas joyas del Renacimiento español, fruto de su época de mayor esplendor, como el Antiguo Convento de Santo Domingo (A. de Vandelvira) y la Plaza de Isabel II (F. del Castillo “el Mozo”), ambos patrimonio cultural de España y que, junto al castillo y el casco antiguo, fueron declarados Conjunto Histórico Cultural.
No es pues La Guardia de Jaén una localidad por la que se deba pasar de largo… nosotros aplazamos la visita para el descenso.

A partir de este cruce a derechas, bien señalizado, comienza la verdadera tortura.

Mientras tanto, aunque muy suavemente, la carretera se ha puesto de nuevo cuesta arriba y el tramo serio del puerto está a punto de comenzar. Bien señalizado encontramos el cruce a derechas que debemos tomar hacia La Allanada y a partir de allí mismo nos vamos a ver en apuros: empieza la pared final de 3 km. por encima del 12% de media.
La tortura será principalmente para nuestra espalda, aunque nos alivie pensar que son “sólo” tres kilómetros desde el cruce. El tramo inicial en que ya vamos a alcanzar puntas del 17% y hasta del 19% es más o menos rectilíneo aunque con varios cambios de rasante correspondientes a la variación de la pendiente.

Herradura a izquierdas seguida de un descansillo.

A poco menos de un kilómetro tomamos la primera de las tres curvas de herradura de todo el puerto, momento en que encontramos también un gratísimo descansillo que conviene aprovechar al máximo pues, al punto, tras un giro a derechas veremos frente por frente la que posiblemente sea la más dura rampa de todo el puerto: se trata de un corto tramo al 21% que culmina en una herradura a derechas y un cortísimo tramo de cemento en buen estado.

Tremenda rampa, quizás la más dura de todo el ascenso, que remata en una herradura a derechas cementada.

Desde este punto la carretera vuelve a seguir un trazado prácticamente rectilíneo aunque levemente arqueado, por así decir. Levantar la cabeza del suelo conlleva el duro impacto psicológico que supone ver la carretera a lo lejos y bien alta cuando ya estamos inmersos en el pleno fragor de nuestra particular batalla.
Nuevos cambios de rasante nos hacen percibir –visualmente- descansillos donde sólo hay una mínima reducción de la pendiente que, en cualquier caso y con holgura, siempre se sitúa por encima del 10%.

Cambios de rasante que provocan la falsa ilusión de unos descansillos donde la rampa no baja del 10%…

Haciendo cuentas debemos estar a poco más de un kilómetro para coronar junto a la ermita, ermita que, por otra parte, hemos tenido ocasión de atisbar varias veces y que nos sirve para ubicar el final de esta corta pero interminable ascensión. Pues bien, antes de la mencionada ermita hay un último descansillo, así que nos mentalizamos para sufrir durante un kilómetro más y lo habremos conseguido, el pico restante se pasará como se pueda.

Coronamos junto a la ermita de San Sebastián.

Capeamos a chepazos las elevadas y constantes pendientes con un esfuerzo corto pero muy intenso y, por fin, llegamos al mencionado descansillo que, si bien es corto, aligera nuestro pesado pedalear.
La última herradura, a derechas, encierra la postrera gran rampa antes de coronar junto a la ermita de San Sebastián y la explanada de la cima, elementos ambos que recoge el nombre del puerto, Allanada del Santo.
A su cima acuden en romería los guardeños el tercer domingo de mayo para rendir honores al santo desde que en la década de los 90 se reubicaran en este paraje los oficios de una festividad con más de cuatro siglos de existencia.

Con los tres kilómetros finales que se gasta la «criatura» es como para estar contentos de haber doblegado la cuesta.

En cierto modo, también nosotros habremos expiado nuestras penas a pedaladas, aunque en este caso, la procesión va siempre por dentro.

GALERÍA FOTOGRÁFICA.

Mapa:

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