Altimetrías

Cerro Malacara, el camino de la Sierra de Obéilar.

Estado del firme:**
Dureza:**
Volumen de tráfico: *
Consejos y sugerencias: aunque corto, el puerto cuenta con una pendiente media superior al 10% lo que, unido al rugoso estado del asfalto (con algún tramo cementado), lo convierte en un puerto ideal para tender una emboscada a los compañeros de ruta.

Últimas estribaciones del Cerro Malacara.

Saliendo de Íllora en dirección a Puerto Lope, pronto vamos a encontrarnos con una carretera a nuestra izquierda que conduce hacia Obéilar, una pedanía ilurquense que remonta sus orígenes a la dominación musulmana.
Se trata de una carretera rural, asfaltada desde hace años, que atraviesa la sierra homónima de la pedanía ascendiendo a base de fuertes pendientes para unir la capital municipal con su estación ferroviaria y, de camino, dar acceso a las distintas fincas que se dispersan por el olivar.

Al vadear un arroyo, tras un descenso, comienza la subida al puerto.

Tras un fuerte descenso alzanzamos el vado sobre el arroyo de la Cañada, punto en que la carretera irá ganando paulatinamente una tendencia ascendente hasta que, unos trescientos metros más tarde, se endurece drásticamente alcanzando elevadas pendientes, pendientes que se mantendrán muy por encima del 10% alternando con descansillos, más notables en la parte final.

Herraduras con fuerte pendiente en el primer kilómetro.

Buena cuenta de la dificultad de la cuesta da también la aparición del hormigón en las dos curvas de herraduras que superaremos en el tramo inicial de la cuesta: en este punto nos vamos a encontrar más cerca del 20% que del 10%.
También aquí clarea el olivar dando paso a una zona más pedregosa y de vegetación arbustiva, más agreste por así decir, aunque el paisaje siga dominado por el verde aceituna.
Algún cambio de rasante anunciará un agradecido descansillo en que podremos aprovechar para echar un vistazo a nuestro entorno. Los cerros que nos rodean no parecen demasiado elevados, por lo que sospechamos que mucho más no habremos de subir. Y en efecto, no será tanto el desnivel superado como el poco espacio en que lo salvemos: apenas nos queda un kilómetro de subida, pero eso sí, prácticamente al 10% de pendiente media.

Constantes cambios de rasante para una subida muy irregular, sobre todo en su último kilómetro.

Poco constante, la carretera trepa como a tirones: fuertes repechos y descansillos se suceden cortando continaumente el ritmo de ascenso.
Justo antes de alcanzar la cima, la rampa cejará en falso llano de forma paulatina de tal manera que deja dudas de dónde situar a misma. Unas torres de alta tensión nos servirán de guía. Finalmente la carretera se despeña cuesta abajo por una empinada rampa hormigonada antes de la cual nos detenemos en la contemplación de las altas cumbres de Sierra Nevada, casi siempre presente desde cualquier punto elevado de la provincia.

Al poco de coronar, gozamos de una magnífica panorámica de Sierra Nevada.

Mención especial hay que hacer, antes de dar por concluido el presente comentario, a la presencia de restos arqueológicos en esta cara norte del cerro y en su entorno tales como murallas, pasillos y rocas hicadas a modo de menhires, etc. huella de la presencia humana por estos lugares desde la prehistoria.

GALERÍA FOTOGRÁFICA.

Mapa:

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