Altimetrías

Santuario de Ntra. Sra. de Araceli, mirador de Andalucía.

Estado del firme:****
Dureza:*
Volumen de tráfico:***
Consejos y sugerencias: siempre es recomendable hacer ruta por la Subbética Cordobesa para completar una buena jornada en bici. El puerto es bonito, pero poca cosa como para venir simplemente a subirlo sin más.

Desde la carretera del Santuario un horizonte de olivos culmina en las cumbres de las Sierras Subbéticas cordobesas.

Nos encontramos en una de las más prósperas ciudades andaluzas: Lucena es una localidad que tiene su origen en la Eliossana judía de época musulmana y que aún hoy conserva, en buena parte, esa maraña de callejones estrechos y recovecos tan característicos de la estructura de sus ciudades. Capital de la Comarca de la Subbética, Lucena es a día de hoy uno de los principales productores de aceite, de muebles y de frío industrial del país.

Comenzamos el ascenso en las afueras de Lucena para, muy pronto, adentrarnos en él por amplias avenidas.

Y, en efecto, cuando nos aproximamos a las estribaciones de la subida al santuario de Nuestra Señora de Araceli, no nos pasará desapercibida la multitud de naves industriales existentes en las afueras de la ciudad.
Como fruto de esta ingente fuente de prosperidad ya originaria de antaño, posee Lucena una gran cantidad y riqueza de monumentos difícilmente superable en la provincia cordobesa, entre la que vamos a mencionar, como es de suponer, la obra barroca del Santuario que guarda la imagen de la Virgen de Araceli, patrona de la ciudad y del campo.

En las calles del pueblo, antes de tomar la carretera que nos lleva al Santuario, dejamos a nuestra derecha la iglesia y el antiguo Hospital San Juan de Dios, de estilo Barroco.

Hasta lo más alto de la Sierra de Aras nos disponemos a subir a lomos de nuestra bicicleta, una vez más en busca de ese lugar con encanto especial que nos haga disfrutar de nuestra pasión por el deporte del pedal.
Como puede observarse en su altigrafía no se trata de ningún coloso, antes bien, es un simple puerto de segunda y, además, tampoco está escondido, sino que resulta de sobras conocido por los cicloturistas cordobeses y por los ciclistas profesionales que, en alguna ocasión, han probado sus rampas.

La carretera, que traza un giro de 360º en torno al Santuario, se convierte en un balcón con vistas a buena parte de nuestra comunidad.

Así que advertido este detalle, conviene notar que el principal atractivo de esta subida lo vamos a encontrar en la impresionante panorámica que se observa desde su cima, unas vistas de 360º que permiten contemplar, sin exageración alguna, media comunidad autónoma adaluza.
Pero como las grandes empresas hay que comenzarlas por el principio, vayámonos a su inicio. Hemos situado el comienzo de la subida a las puertas de la ciudad, en un puente sobre un arroyo a partir del cual la carretera comenzará a inclinarse suavemente hasta alcanzar las calles de Lucena.

Amplias avenidas en la travesía.

La travesía es fácil pues existe completa señalización hacia el Santuario y no hay mucho callejeo: un primer giro a derechas para tomar la larga Avenida del Parque, un giro a izquierdas al final de la misma, luego pasamos junto a la Iglesia y Hospital San Juan de Dios (s. XVIII) y pronto volveremos a desviarnos, ya definitivamente, a la derecha para enfilar la carretera del Santuario.

Abandonamos el pueblo para introducirnos en el olivar camino del Santuario.

Es en este punto donde la cuesta pasa a ser más pronunciada con un kilómetro por encima del 8% y rampas que alcanzan y superan en varias ocasiones el 10% de pendiente.
Ascendemos por una carretera abierta, rodeados de olivos por doquier, y pronto, sin percatarnos, tendremos el pueblo a nuestros pies.
A punto de concluir el cuarto kilómetro nos encontraremos con un pequeño descansillo. Haremos bien en parar y echar un trago de agua en la “Fuente la Virgen”, sobre todo en los meses en que aprieta el calor.

A la vista la edificación del Santuario, aunque aún tendremos que rodear el monte.

Sobre un montículo, en la Sierra de Aras, ya intuímos -y pronto veremos- el Santuario. Después de un kilómetro próximo al 7% coronamos un collado y afrotamos otro descansillo aún más largo para disponernos a rodear la colina en que se levantó la obra.
Nos restan dos kilómetros y medio para coronar, tal vez los más espectaculares. Es en este momento cuando aparecen los clásicos malecones, que siempre lucen cualquier puerto.

La carretera, llegados a un punto, se estrecha pasando a ser de sentido único hasta la cima.

Al punto, para mayor comodidad, la carretera se estrecha y pasa a convertirse vía de sentido único, existiendo otra variante para la bajada.
El hecho de rodear el cerro añadido al descenso de la pendiente nos va a permitir concentrarnos completamente en la contemplación del entorno. Si tenemos suerte y el día está despejado, no quedaremos defraudados.

Última herradura del puerto. La rampa del 20% que indica el cartel no la hemos encontrado en ningún sitio…

Finalmente, tras una última herradura, pasaremos una rampa durísima de unos cien metros que, no sin un leve sobresalto, nos situará en el Santuario.
Una vez aquí arriba sentémonos un rato, concedámonos un respiro y dejémos que nuestra mirada se pierda en el horizonte.

GALERÍA FOTOGRÁFICA.

Mapa:

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