Altimetrías

Albuñuelas, altos del valle.

Estado del firme:****
Dureza:**
Volumen de tráfico:*
Consejos y sugerencias: el puerto, por sí mismo, no nos merece demasiado la pena, si no es en ruta con alguna otra dificultad de la zona (Los Guájares – puerto de La Cebada, por ejemplo) o para emboscar a los compañeros de ruta, caso de que no conozcan de su existencia.

Dura rampa a la salida de Los Saleres.

Nos encontramos en la comarca del Valle de Lecrín, a medio camino entre las comarcas de Alhama y la Alpujarra, por un lado, y La Vega y La Costa, por otro.
El Valle encuentra salida por el norte en el famoso puerto del Suspiro del Moro, mientras que hacia la costa fluyen los ríos Guadalfeo e Izbor, que se juntan antes de morir en la mar.

Puente sobre el río Izbor en las proximidades a Restábal

Precisamente en uno de los puentes que cruzan este río iniciamos el ascenso a este puerto de Albuñuelas que, en realidad, podríamos dividir en dos ascensos distintos: una primera parte que, tras la aproximación, cuenta con un kilómetro a base de fuertes rampas y con una pendiente media muy elevada; una segunda parte, tras un descenso, con varios kilómetros en torno siempre al 6-7%. Si sólo atendiéramos a los números generales de pendiente media y distancia caeríamos en un error.
Una vez atravesado el Izbor, prácticamente en la cola del embalse de Béznar, nos encaramamos fácilmente en Restábal, pequeña población de hermosa estampa y sede del ayuntamiento del municipio de El Valle.
Salimos del núcleo urbano y encontramos una brevísima bajada para retomar nuevamente el cómodo ascenso. Nada en nuestro entorno hace presagiar la violencia de las rampas que nos vamos a encontrar al paso por la siguiente localidad.

En Los Saleres la rampa se vuelve exigente.

En efecto, en llegando a Saleres la situación se pone seria. El ascenso es una clara muestra de cómo cualquier puertecillo puede hacer que nos retorzamos sobre nuestras monturas y que tengamos que invertir el máximo esfuerzo para superar lo que, a priori, parecía un paseo. Rampas de hasta el 19% habremos de superar durante poco menos de dos kilómetros en que la pendiente media se sitúa por encima del 10%.
Si queremos aparcar la bicicleta y entregarnos al aspecto más puramente turístico, en Los Saleres, como en casi todas las poblaciones de la comarca, encontraremos distintos puntos de interés tales como un antiguo palacio arzobispal de los ss. XVII-XVII, el convento de los Misioneros de San Pedro de Alcántara (originario del s. XIII), la iglesia parroquial de El Salvador (s. XVIII), además de varias ermitas y una torre medieval que formó parte de la estructura defensiva de la plaza en época musulmana.

Coronamos la segunda parte del puerto, más amable en sus rampas y con una carretera bien ancha.

Coronado el durísimo tramo de Los Saleres en el cruce de Albuñuelas, población de da su nombre al puerto, nos topamos un tramo de descenso que podríamos considerar largo a tenor de lo poco que hemos ascendido. Tal es así que cuando reiniciamos el ascenso nuevamente llegamos a tener la sensación de que estamos ascendiendo un puerto diferente.

La comarca se abre desde la carretera hasta donde la Sierra de Lújar nos lo permite.

Y, en verdad, diferente sí que es, sobre todo en lo que respecta a su fisonomía: paisaje más abierto, carretera aún más ancha y rampas humanas. Los tres kilómetros finales, precedidos de un corto repecho y su descenso, mantienen una pendiente homogénea en todo momento, siempre próxima al 7% sin estridencias. Algún mirador nos permite contemplar los olivares de la comarca, su entorno y las sierras colindantes hasta que, casi sin querer, hemos coronado.

GALERÍA FOTOGRÁFICA.


Mapa:

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